Dicen que cada cabeza es un mundo. Y cada mundo gira sobre un eje. Cuando un pequeñín se concentra en alguna actividad, es un mundito girando, dando vueltas sobre un punto específico. Lo rodea, lo estudia y descubre la naturaleza de esa actividad.

Cuando los niños son estimulados desde pequeños, es muy fácil que aprendan a concentrarse. Hay diversas actividades que lo ayudan a desarrollar esa tan importante habilidad. ¿Por qué es importante aprender a concentrarse? Pues bien, la concentración nos permite empapar nuestros sentidos en un solo lugar y al lograrlo, la actividad o el aprendizaje graban en la memoria. Y más adelante, esa experiencia nos ayudará a enfrentarnos a alguna situación similar.

Ahora, seguramente te preguntarás ¿cómo puedo ayudar a que mi pequeño desarrolle su capacidad de concentración? Lo primero que debes hacer es identificar cuando está en un momento de concentración. Es muy fácil. No hace ruido, sus ojos y sus manos exploran con curiosidad y parecen olvidarse de lo demás. Eso que les ha causado curiosidad es el centro del mundo. Es importante que se trate de una actividad natural; si le gusta ver la televisión o los videojuegos, invítalo a realizar otra actividad.

Una vez que conoces su pasión es muy importante que no le interrumpas. Si acostumbras preguntarle qué dibuja mientras lo hace, o que te explique por qué está panza-abajo en el pasto, es muy fácil que se distraiga y pierda el interés. Déjalo, que sus sentidos se enfoquen en esa tarea tan importante para tu pequeño.

Ya que ha dejado esa actividad es momento de que fomentes su interés y le des más información sobre aquello. Explícale cuál es la función de las lombrices, ayúdale a que aprenda los nombres de los colores, dale información sobre la luna. De esta forma completará la información que ha adquirido.

¿Alguna vez has visto que tu pequeño se pierde en el tiempo y se concentra? Cuéntanos qué es lo que le apasiona.